SERIE "DE MI SE TRATA..."

La serie intenta poner en imágenes, que está ahí, disponible para el que lo quiera intentar. Cambio, renovación, despertar.
Comienza con un pequeño y quizás insignificante hecho, como ese que rebalsa el vaso. Se rompen los diques internos y comienzan a fluir de nuestro interior sensaciones, fragancias, sonidos e imágenes mientras el pánico nos domina y perdemos el acuerdo con uno mismo y los demás. Eso que antes era ya no es.
La lucha entre lo que somos y lo que pretendemos ser nos somete y rehenes del orgullo, la impotencia y la terrible duda quedamos entre ellos tratando de mantener el poco control que nos queda.
El suelo conocido, impaciente, previsible, acabado y de encastres fáciles se hace lodo mientras el aguas fluye.
Nuestras certezas se inundan de emociones desordenadas y caemos doblegados en el espiral del enojo evitando ver lo obvio, lo que está allí disponible para que vayamos por él.
La mirada de los otros nos esconde la cabeza y solo repetimos que no queremos ver mientras nos encerramos en nuestra propia prisión.
Duele adentro y duele afuera y comprendemos lo incomodo que resulta aferrarse a la comodidad de las respuestas sensatas y absolutas.
No, no es la mirada de los otros, no es lo que ellos esperan. Son nuestras propias decisiones las que nos conducen, lo que creemos que ellos miran lo que nos somete y lo que pretendemos lo que construye muros.
El dolor en las rodillas se siente. Se siente el peso que les ponemos para aferrarnos al piso. Algo sucede.
El ensordecedor ruido del dolor calla, la oscuridad se disipa, las brisa nos acaricia y y el horizonte blanco nos renueva la vista. Ya sentados en la orilla de nuestra vida, mientras descubrimos que el agua finalmente no nos tapo, respiramos hondo y dejamos salir el aire despacio una y otra vez hasta que como una súbita revelación, nos hallamos sobrevivientes de nuestra propia tormenta y nos decimos " de mi se trata esta historia". La sensación de no estar del todo terminados no significa estar vacío, sino la esperanza que necesitamos para volver a intentar aquello que un día evitamos ver.
Y ya de pie, abandonando las explicaciones lógicas vemos el suelo no como el mundo que debemos transitar, sino como el lugar donde decidimos suceder. Nuestros pies libres, frente a la inmensidad están a un paso de trascender. Está sucediendo lo que tiene que suceder...

(TEXTO: NATALIA SEGOVIA)

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